domingo, 4 de diciembre de 2011

Gabriel Salazar visitó la Universidad de Tarapacá.Una visión Liberal-Popular de conciliación de clases.


Por: Patricio Trigo Reyes
  
El miércoles 23 de noviembre recién pasado en la Universidad de Tarapacá de Arica, el historiador social Gabriel Salazar, aprovechando su participación en un Seminario de Patrimonio Cultural y Participación Social, fue invitado por un grupo de estudiantes a ser parte de un foro, donde el académico era el principal protagonista. Su exposición fue bastante general en torno a los alcances de los movimientos sociales, en particular de la lucha estudiantil de este año, y sobre el concepto de ciudadanía que maneja él y un sector importante de la intelectualidad academicista, de la izquierda y de la Concertación, incluso hasta de la derecha.

Es importante destacar el aporte que realiza Salazar en la escuela historiográfica de la “Nueva Historia”, pocos podrían negar eso. El trabajo que realiza referente a la historia social marca un importante hito en historiografía chilena, a pesar de las limitaciones que existen en la dimensión política de su obra. Por ejemplo, en el campo de la historia económica y social del siglo XIX en Chile. Pero al mismo tiempo, es importante revelar los límites de algunos de sus planteos y el carácter  reformista, autonomista y populista que están de moda e inciden bastante en su concepto de ciudadanía en los marcos de la democracia liberal burguesa, atrayendo a muchos sectores estudiantiles y profesionales tras sus entramados interpretativos de la realidad.

Por un Estado mas  “eficiente”….
Sostiene que el Estado neoliberal está enfermo, con severas patologías. Que se trata de un Estado que está en una “crisis terminal” porque es “ilegítimo” en su génesis constitucional, porque es “ineficiente” económica y socialmente, y porque es “no representativo” en la esfera del quehacer político y de la institucionalidad parlamentaria. Por tanto, se requiere de una fuerza que logre darle el tiro de gracia; a esa fuerza le llama ciudadanía. Pero no dice como “matarlo”. Se limita a expresar que existe una situación pre-revolucionaria, la que ha sido provocada por la emergencia de los movimientos sociales y ciudadanos que reclamarían cambios estructurales en el modelo de sociedad actual, pero no para derrumbar un Estado y levantar otro absolutamente distinto,  sino que para “aggiornar” al muerto.

¿Pero qué hay que construir sobre el cadáver? La respuesta de Salazar deja atónito: “construir un Estado más eficiente” no para acabar con el capitalismo, sino para recrear un nuevo capitalismo. Es el elemento clave para pasar de un capitalismo “equivocado e ineficiente” a otro capitalismo “adecuado”, en que las masas desarrollen su potencial humano protegidos por un Estado de bienestar. Su concepto de eficiencia tiene un carácter claramente noreurocéntrico, pues cree que el capitalismo no se acabará, sino que evolucionará a otra fase donde se expandan las potencialidades del ciudadano.
Ciudadanos todos….
¿De qué ciudadanos está hablando? Cuando trata de avanzar más allá en el concepto de “movimiento ciudadano”, termina legitimando una especie de categoría de ciudadanía extensiva, y con ello quiere opacar la existencia de la sociedad de clases porque “todos” somos ciudadanos igualados en la comunidad de intereses y justifica por consiguiente que la burguesía financiera-mercantil también tiene poder ciudadano basado en la soberanía popular y que pueden entonces participar en igualdad de condiciones con todos los demás ciudadanos; o cuando dice que el capitalismo no se puede reemplazar, que sólo hay que remozarlo y humanizarlo. Es decir, justifica que “los ricos” tiene los mismos derechos a la “participación ciudadana”, y por tanto, no se los debe excluir de los movimientos sociales y ciudadanos para construir una sociedad más justa.

Finalmente, cuando es interpelado para referirse al marxismo y al “viejo Marx”, desliza un cuestionamiento a la teoría y práctica revolucionaria socialista, porque sería algo ya añejo, casi inservible, que su vigencia es sólo teórica academicista y una herramienta conceptual, ya superada como teoría revolucionaria por los avatares de la modernidad capitalista. A pesar de que su método de análisis e interpretación, sobre todo el historiográfico, es tendencialmente marxista, actualmente desarrolla interpretaciones idealistas, culturalistas y subjetivistas, influenciadas por muchos elementos de las teorías postmodernas. Es decir, vulgariza al marxismo, lo convierte en algo estático, aunque pretenda reconocer la importancia de la dialéctica, pero sin apellido, desconociendo o minimizando los aportes que realizaron figuras de la talla de Lenin y Trotsky. Es decir, estamos en presencia de ese Salazar que niega la lucha de clases, que “busca un proyecto autonomista y libertario, independiente de los partidos políticos de izquierda y del Estado”, y que levanta un nuevo sujeto ciudadano en una concepción liberal – popular que reemplaza al sujeto obrero como protagonista de la lucha de clases.

 Desde el Partido de Trabajadores Revolucionario(PTR),creemos que la juventud en general; los profesores; los  trabajadores; las mujeres; no deben pelear por un estado capitalista “más eficiente”. Invitamos a repasar la apasionante historia de la lucha de clases del siglo XX la cual relegó al carácter de utopía a los distintos proyectos políticos basado en “humanizar el capitalismo”. Si en este año miles de jóvenes en Chile,  han salido a luchar contra la herencia pinochetista y todo su régimen, ahora,  para vencer, hace falta restablecer una critica (teoría) radical de la sociedad de clases. Sin teoría revolucionaria, no hay práctica revolucionaria. Una práctica de transformación y superación radical de esta sociedad. Nuestros adversarios políticos de los colectivos “populares” o autonomistas, y los reformistas, rápidamente se apresurarán a respondernos que la sociedad ha cambiado mucho desde los tiempos de Marx. Es cierto, la sociedad ha cambiado mucho. Sin embargo, no lo suficiente como para negar que toda la sociedad actual, es una sociedad organizada en “…el robo del tiempo de trabajo ajeno, sobre el cual se funda la riqueza actual”.
Para una mayor ilustración del lector acerca del contraste de la historiografía marxista clásica, la cual reivindicamos, entroncada en la tradición de Marx, Engels, Lenin y Trotsky, versus la liberal-popular que expresa Salazar, recomendamos al lector el extenso trabajo de tesis de Miguel Fuentes Gabriel Salazar y la "Nueva Historia Social". Elementos para una polémica desde el Marxismo clásico.
Acerca la dinámica del Capitalismo, y la necesidad de dar una respuesta desde el Marxismo revolucionario a las profundas transformaciones del Capitalismo del Siglo XX, recomendamos la elaboración de nuestra Corriente Internacional en la Revista Estrategia Internacional Nº 21:Discutiendo desde Trotsky las ideas dominates de nuestra época.

No hay comentarios:

Publicar un comentario